Siempre que huelo a tierra ya
pisada
me mezo con nostalgia en el
columpio
de Plazas Nicaraguas encharcadas
con el agua de globos con rebumbio.
Cuando nadie me encuentra al
escondite
adulto, como dios me trajo al
mundo,
saco el trompo y acepto cada
envite;
gano o muero por no quedar
segundo.
Si el cosmos se Bifurca en cien
mitades
salgo a “picar” al timbre de
amistades
de cuando un barrio era un
continente.
Rezo por que alguien se baje la
bola
y atracar la tienda de gominolas
con veinte duros al precio de un
diente.