Esta noche no hará sol,
los murciélagos anidarán bajo las
faldas de tu vestido
y yo volveré a casa jodido,
borracho, transeúnte.
No se rozarán esta noche nuestros
nombres,
nuestros futuros serán un par de
líneas
perversamente
paralelas
ignorando la una de la existencia
de la otra,
sin un punto de aquí te espero.
Esta noche no darán las doce;
el destino no piensa concederles
un solo minuto
a dos manillas que sólo buscan
amarse
en lo más alto.
Tampoco cerrará esta noche el
metro
sorprendiéndonos el uno en la
estación del otro,
yo imaginando cómo se soñará en
tu cuarto
de paredes pintadas de color azul
gemido,
con trazos de tu olor cazado a
lazo.
Qué va, no será esta noche.
Pero me queda el resto de lunas.